BAQUEDANO Y MIS PIES VOLADORES

Algunas veces sueño con Baquedano, con el de entonces y me veo nuevamente en esa casona que me parecía enorme .Sueño con mi gente ... y aparecen personas de mi vida actual y cosas que eran inimaginables en esos tiempos y en esos lugares.

Sueño a veces que estamos mirando desde el techo de la casa que aparezca allá a lo lejos el tren del sur...(porque entonces había que salir volando con las ollas llenas de cazuela de gallina al andén de la estación, allá donde se vendían a los pasajeros que bajaban a comer o a hacer transbordo). Y entonces en el sueño paso corriendo por entre los trenes que vienen desde todos los puntos cardinales y los esquivo con maestría hasta llegar a tiempo al andén en donde me espera mi abuela y mi madre con la mesa y los platos puestos ...y el tren del sur se acerca con su máquina a vapor y detiene los carros de pasajeros frente a los puestos de las vendedoras...veo las caras de los pasajeros y cómo disfrutan de las gordas presas de gallina y de las papas de la cazuela. Todo ocurre rápido y no me detengo a pensar que esa persona que come esa cazuela preparada en mi casa es Annica, una amiga sueca de este siglo XXI actual y ella me pide que le pase el frasco de pebre porque, dice que el mejor pebre del mundo lo preparo yo.Viaja en el tren del sur que va hacia Iquique, y se que anda dando una vuelta al mundo porque a su lado tiene la mochila con la que recorrió tantos países hace años..Qué extraño! Annica paga su cazuela en euros y no en pesos o escudos o koronas o dólares... Luego el tren se va y ya no veo a Annica sino que al que conduce el tren ..y le hago señas con la mano porque es nada más y nada menos que es Sergio el marido de mi amiga Onava , que conduce microbuses en Antofagasta ...


Así son los sueños de enredados....luego uno no recuerda muy bien ni la edad que tenía en el sueño, ni la ropa que llevaba puesta. Como en este sueño que no recuerdo a las otras personas en el andén. Pero algo tengo claro: la facilidad para correr y esquivar trenes...seguramente aún era delgada y ágil entonces en el sueño...seguramente llevaba mi larga cabellera nortina al viento. Sentí el viento suave y tibio en mis mejillas y era agradable.
Y me quedo tan contenta de saber que mis pies volvieron a correr, aunque haya sido en un sueño. Y añoro esos tiempos en que podía casi volar con ellos y eran atrevidos mis pies porque les gustaba andar sin zapatos sobre la tierra y las piedrecillas de Baquedano.
Hoy en día mis pies están cansados y sufren con mi peso, con un espolón calcáneo, con inflamaciones en la planta y con un hallus valgus (juanete!)...pero igual salieron a correr y me llevaron a tiempo a recibir el tren del sur.
Saludos pampinos con una enorme sonrisa de una larga noche de sueños!
PAMPINA