Así era Benjamín cuando joven, igualito como cuando con su hermano Miguel afinaban sus guitarras y se ponían a cantar en nuestro boliche de la Pensión Chile en la entonces Calle Pedro Montt del pueblito de Baquedano allá en el norte de mi país.
Eran cuatro en esa familia vecina: la madre, los dos hermanos y Ángela la menor de todos que fue, creo, la única amiga de mi niñez.
En uno de mis primeros viajes a Chile tuve la enorme sorpresa de encontrarme casualmente con Benjamín...estaba arreglando un camión en una calle por la que yo caminaba a tomar un bus. Yo lo reconocí casi de inmediato cuando pasé por su lado. Me regresé y lo saludé con su nombre. Se sorprendió y no me reconoció hasta que me miró más detenidamente, le dije ni nombre y le recordé nuestro pueblo. Fue un saludo muy lindo con un abrazo lleno de cariño verdadero.. me enterneció tremendamente su sensibilidad al verme convertida en una mujer después de muuuuchos años. Mi alma recibió la alegría de volver a ver por unos minutos a un viejo y querido vecino baquedanino. Un vecino que al igual que tantos otros formó parte de la vida familiar y vecinal de la mía en el pueblo.
Hace poco lo ví en Facebook una vieja foto en de un evento futbolístico del pueblo, no se de qué año. Ahí está Benjamín como cuando éramos vecinos, con un cintillo en la frente, típico de él.
Se muy bien que se alegraría de saber qué le recuerdo a él y su gente. Si saben donde está, salúdalo. Se llama Benjamín Espejo.
Cariños pampinos a todos de esta pampina que recuerda su gente y su pueblo.
