
De vez en cuando sueño que vuelo...y entonces mi cuerpo flota libre por encima de todo lo que veo abajo. Es lindísimo! Suele ocurrir que me encuentro con algún ser amado en ese viaje hermoso. Por ejemplo, en una oportunidad volaba feliz y libre en el cielo...mirando la costa de la zona donde vivo en este lejano país...veía sus islas y algunos barcos de pescadores en el mar. De pronto aparecía mi madre alineada a mi vuelo y tenía esa hermosa sonrisa de alegría de sus mejores años...Yo le explicaba que estábamos volando en un sueño y que lo íbamos a disfrutar montones...y la llevaba por sobre los bosques y los lagos de este hermoso país, por encima de los puentes y de las torres...y vólabamos juntas sobre el mar y yo le explicaba que ese barco blanco salía desde un puerto del país donde vivo hacia otro puerto al país del frente...y demoraba unas tres horas- mientras ella y yo volábamos felices de un lado a otro en el lapso de lo que dura una pestañada en ese sueño bellísimo. El resto del sueño, como suele ocurrir, se desvaneció sin que puediera guardar los recuerdos y luego se esfumó...por suerte queda esa parte más significativa para mi: de haberme encontrado en un sueño con mi madre y haberle mostrado este lugar donde vivo. Y es que ella nunca ha estado por aquí. Y es una pena que no haya visto en vivo y en directo las islas, los bosques, los barcos de este mar lejano.
En mis tiempos baquedaninos conocí gente que nunca conoció otro lugar del mundo que no fuese el desierto y un poco del mar en uno o dos viajes anuales a Antofagasta. Muchos menos eran los que habían visto la nieve o una montaña nevada...tampoco un lago con truchas o salmones, un bosque o siquiera algún árbolito frutal...un río, una cascada, una ardilla, una ranita verde, un colibrí y tantas cosas, lugares y seres vivos que no viven en el desierto chileno o en una ciudad de la costa nortina. Cuando me tocó conocer seres vivientes que no eran del norte o lugares muy diferentes a ese mismo norte chileno, pensé muchas veces en cómo me hubiese gustado compartir con los míos esas nuevas experiencias. No sólo pensaba en mi familia sino también en mis compañeras de escuela del Baquedano de mi niñez y que nunca salieron del pueblo o de la zona...
A veces deseo encontrarme en un sueño con alguna de esas niñas y niños y llevarlos a volar conmigo sobre los bosques y los mares lejanos y mostrarles la nieve, las torres, los barcos de pescadores, los blancos barcos de pasajeros, las ballenas, los altos pinos y todo eso que sería largo seguir enumerando. Qué lindo sería ver de nuevo las caras de Lucila, Guillermo, Zurla, Stalin, Irene, Melania, Juanito, Tomasito, Guillermo, Doris, Raúl,Mirna y tantos, tantos otros...y volar juntos no sólo sobre estos lugares lugares sino también sobre nuestro pueblo, sobre el río seco, sobre la escuela de entonces, el cementerio, sobre la estación ferroviaria y sus máquinas dormidas..y luego sentarnos en un banco del andén a recordar esos tiempos de nuestra niñez.
QUIZÁS ALGÚN DÍA, VERDAD?
CON CARIÑO Y RECUERDO A TODOS LOS QUE NOMBRO
Y A TODOS CUYOS NOMBRES YA ME SON DIFÍCILES DE RECORDAD
PAMPINA LES SALUDA!
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